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Viva-raphael Наш друг Хосе Мария Фуэртес продолжает разговор о Рафаэле


На этот раз он размышляет о роли Пако Гордильо в жизни артиста

Испанский певец Рафаэль Мартос Санчес личная жизнь

В этой жизни есть вещи, которые получаются, потому что их делают по отличным рецептам. Таким, как, скажем, рецепт кока-колы..

И если для того, чтобы рассказать о грандиозной истории коплы, были нужны три ключевых имени – Кинтеро, Леон и Кирога, то в истории успеха нашего любимого артиста снова возникло другие три – Рафаэль, Пако Гордильо и Мануэль Алехандро.

Фотография: PACO GORDILLO(Primera parte)Hay cosas que salen en esta vida por hacerse con la fórmula perfecta. Que se lo digan si no a la Coca-Cola. Si para abrir la gran historia de la copla hubo tres claves en los nombres de Quintero, León y Quiroga, en el éxito de nuestro admirado artista volvieron a darse otras tres: Raphael, Paco Gordillo y Manuel Alejandro. Después meta usted si quiere a Francisco Bermúdez, Alfredo Tocildo, Tomás Muñoz,
Maribel Andújar, José Manuel Martos, Juana Biarnés… hasta al propio maestro Gordillo, lo que usted quiera: la Escolanía de San Antonio, el padre Esteban, Viena y el premio a la mejor voz de Europa, Marcel Vivancos, Rafael Granados. Meta usted cosas. Pero la base fundamental fue un triunvirato.Nombro a Paco Gordillo casi siempre que escribo de Raphael. Natalia Figueroa me cuenta la emoción que este recuerdo le produce a Soledad Jara, su viuda. Pero es que las referencias a
Gordillo cuando escribes de Raphael no hacen más que obedecer a una ley natural.Paco Gordillo me hace pensar en lo decisivo que puede ser en la vida que te acompañen y rodeen las personas adecuadas o las personas menos convenientes. Lo que puede ayudarte en tus metas un aliado inteligente o torcer tu destino el consejo de un tonto. A veces los demás no tienen que ser forzosamente los iluminados, los que tengan las ideas, pero es suficiente con que no malogren las nuestras con su influencia
negativa o su pesimismo. ¡Ay, el pesimismo!, con lo inservibles que son los pesimistas rodeando a un artista, y mucho más en el caso de Raphael, que necesitó de tanto arrojo para tantas ambiciones, inusitadas para lo que hasta entonces había sido un cantante. Se puede contar con la compañía de un realista, pero jamás de un pesimista, de alguien sin valentía y atrevimiento.¿Hubiera sido posible Raphael, lo que hoy entendemos precisa y concretamente por Raphael,
sin Paco Gordillo? Esa es ya una hipótesis irreal. La vida está llena de artistas buenísimos, pero malogrados y anónimos, resignados a existir en ámbitos domésticos y sin repercusión, simplemente porque su suerte no los colocó en el lugar adecuado y con las personas imprescindibles. Supongo que sí, que Raphael hubiera existido en cualquier circunstancia,  que no hay quien detenga más tarde o más temprano a un huracán. Pero sin Paco Gordillo la
biografía de Raphael carecería de tanta belleza y romanticismo en las primeras páginas de más de cincuenta años, cuando tuvo lugar la lucha más original de un muchacho atravesando los difíciles días de un esfuerzo denodado por demostrar lo que valía. Los días en los que  -usando una expresión de Natalia a más gráfica imposible-  tuvo que quitarse de encima un techo de hormigón. Y un buen día  -mejor dicho, una buena noche-  me
encontré con Gordillo. Fue en el Teatro Lope de Vega de Sevilla. María José Santiago estaba a punto de iniciar su concierto, cuando en el patio de butacas, donde yo me encontraba invitado por la extraordinaria artista jerezana, divisé a Paco Gordillo, que estaba sentado con mi buen amigo Gregorio Conejo, entonces relaciones públicas del Real Betis Balompié. Ni lo dudé: se me fueron los pies para abordar a Gordillo.Antes de seguir con mi anécdota, tengo que confesar
que escribir de estas cosas es muy difícil para mí, y desde luego un tremendo ejercicio de generosidad para compartir lo que estaría simplemente tranquilo y asumido en mi interior. Es muy difícil porque temo que no se me comprenda en la importancia que doy a estos hechos (y mira que yo temo ya pocas cosas), pero presiento  quedar como un chalado que se fascina ante oportunidades que a otros les resbalan. Para entenderme tendrían que haber estado con un niño de nueve, de diez
años, encerrado en su habitación horas y horas mirando a Raphael en las revistas con fotos de un mundo lejano soñando con acercarlo. Un niño de Sevilla en la ciudad que por aquellos años quedaba tan lejos de Madrid, a seis horas de Talgo o cruzando Despeñaperros por una carretera que se las traía. Una ciudad tan lejos de donde quedaba mi corazón lleno de ilusiones por ser también cantante. Una ciudad que tenía una calle jamás pisada, que me dedicaba a
imaginarla en su trazo y en sus portales  -uno de ellos en especial-,  y que se llamaba María de Molina. Una ciudad que tenía una Gran Vía y en ella un Palacio de la Música, de una marquesina tal que podían levantarse sobre ella los gigantescos retratos de Raphael en sus recitales. Una ciudad… Sí,  el que mejor se comprende en todo esto soy yo, estoy abocado a ser yo, solitariamente yo, porque era yo, y solo yo, y yo solo, el que estaba en aquella habitación. Ante
mis ojos pasaban hojas y hojas, a todo color o en blanco y negro, de un artista inclasificable que hacía por el mundo lo nunca visto en un cantante español, que en sus giras parecía ir apellidándose con los escenarios que pisaba, el del Olympia, el London Palladium, el Madison Square Garden, Las Vegas, Carnegie Hall, el Patio de México, y un cantante que abarcaba órbitas tan inasequibles como la de la Unión Soviética. ¡La de fotos que había de Raphael
subiendo o bajando las escalerillas de los aviones! Gracias a esas fotos yo conocía la cara de Paco Gordillo, siempre con grandes gafas oscuras, detrás del ídolo, como una sombra inseparable del Niño, a la retaguardia, con la distancia justa que media entre la custodia y el protagonismo. Por eso la noche aquella del Teatro Lope de Vega, sentado en una de las butacas de patio, poco antes de que comenzara el concierto de María José Santiago, identifiqué rápidamente al
hombre que había vivido en primera línea una proeza artística llamada  Raphael, desde el principio, cuando no tenían nada y había que conseguirlo todo, porque todo estaba por hacer, todo, todo, todo, hasta la ph que agrandaría no sólo la grafía de un nombre común, sino el mundo hasta entonces conocido por la música española.José María Fuertes

Потом, если вы желаете, обратитесь к Франсиско Бермудесу, Альфредо Тосильдо, Томасу Муньосу, Марибель Андухар, Хосе Мануэлю Мартосу, Хуане Биарнес ... даже к самому маэстро Гордильо, да к чему Вам захочется: школьному хору колледжа при храме Сан-Антонио, отцу Эстебану, Вене и премии лучшему голосу Европы, Марселю Виванкосу, Рафаэлю Гранадосу. Вспоминайте, что угодно. Но основополагающей базой был триумвират.

Далее >>> Paco Gordillo (Parte I). 2014


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